EL
UNIVERSO DE SANZSOTO
La
vida de Carmen Sanzsoto transcurre, desde hace muchos años,
entre pinceles, lápices y colores. Es decir, la pintura forma
parte de su vida, de tal modo que artista y obra son indisociables.
Más
allá de calificaciones y teorías estériles,
de influencias o evocaciones que pueden sugerirnos su obra, Sanzsoto
se manifiesta con un trazo valiente, decidido, lleno de vigor y
fuerza cromática. La intensidad del azul penetrante del mar,
el rojo encendido del fuego o el amarillo solar ardiente se funden,
naturalmente equilibrados, con sus líneas y manchas negras,
grises y blancas. Un caudal plástico que se funde con unos
textos, o si se prefiere, breves textos cuyas ideas son traducidas
al
color mediante esos grandes formatos en los que la autora parece
moverse con toda comodidad. Texto e imagen o imagen y texto, mensajes
equivalentes en definitiva.
Las
obras de Sanzsoto reflejan su carácter reflexivo y parecen
querer hablarnos de su fuero interno. Su camino es la pintura, esos
paisajes o mapas de la vida - si se me permite denominarlos de este
modo- reflejo de su existir, de su avanzar. Lejos de ser meras lecciones
artísticas, sus siempre bien estructuradas telas son auténticas
manifestaciones vitales, tan propias o necesarias como alimentarse
o descansar.
Y
en este caso, las palabras que las acompañan quizá
encierren el código secreto que permite descifrar su sentido,
porque escritura y pintura estrechan su mano constituyendo una perfecta
simbiosis: el universo íntimo de Sanzsoto
Pilar
Vélez 2009
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